viernes, 18 de julio de 2008


MEMORIA CRÍTICA

CONSTITUCIÓN DEL SUJETO HISTÓRICO EN LOS ACTUALES PROCESOS DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL PROFUNDA Y SU IMPACTO EN EL PARADIGMA EDUCATIVO EMERGENTE

INTRODUCCIÓN

El capitalismo crea como resultado de su propio movimiento histórico la antitesis de su proceso: un sujeto histórico revolucionario y transformador, un sujeto constructor de la historia transformadora del mundo, el cual según Marx se fundamenta en una praxis revolucionaria, papel histórico que le correspondió a la clase obrera conforme a su ser, por el lugar que ocupa en el proceso productivo como clase explotada, y en relación contradictoria, con el dueño del capital (burgués), llamada a erigirse como agente de cambio social.
En este sentido, François Houtart, Teólogo de la liberación, fundador y Director del Centro Tricontinental de Lovaina la Nueva en Bélgica, señala “con el inicio del capitalismo se constituyó como sujeto histórico potencial el proletariado, y se transformó en sujeto histórico, cuando se construyó en el seno mismo de las luchas, pasando del estatuto de “una clase en sí a una clase para sí.” (p.436), una clase obrera que toma conciencia de clase, se organiza y lucha como clase por un cambio social, por la emancipación de la humanidad, pasando a convertirse el movimiento obrero en el sujeto histórico central del proyecto socialista.
Desde esta perspectiva, el sujeto historico se define como un constructor de la historia que recoge contextualmente el momento del sentido del devenir histórico y un agente de transformación, e identifica a aquellos sectores sociales que estarían llamados a impulsar los cambios sociales, conceptualización que se enmarca en tres dimensiones: a) La político-ideológico y social, un sujeto histórico contrario y alternativo al sistema capitalista de dominación. b) Portador de un propósito estratégico de cambio social; y c) Portador de un proyecto de transformación hacia la construcción de una nueva sociedad. (Paradigmas, 2006)
Ahora bien, en la sociedad capitalista la opresión del hombre por hombre llegó a niveles tales de contradicciones que traspasó la esfera del proceso productivo y se extendió con fuerza destructiva a todos los campos de la vida social que llevó al surgimiento de sujetos sociales en diferentes espacios que se revelaban en contra de la dominación imperial, es así como a partir de la década de los 60 se construyen los nuevos movimientos sociales como sujetos históricos impulsadores de procesos de cambios.
Los pueblos latinoamericanos son viva expresión de estos movimientos de lucha por la justicia social, los sujetos populares, indígenas, campesinos y trabajadores se resisten, luchan por libertad y justicia social, expresado en el grito zapatista de Chiapas en México, primera confrontación popular contra los Tratados de Libre Comercio, o los movimientos indígenas andinas como la CONAI en Ecuador o las de Bolivia con Evo Morales, las luchas históricas por las Reformas Agrarias están presentes hoy en los movimientos campesinos como el Movimiento Sin Tierra brasileño o las Federaciones campesinas paraguayas y en el MAS boliviano, además, otros movimientos sociales se hacen sentir: los piqueteros en Argentina, los Círculos bolivarianos de Venezuela, por nombrar los más conocidos en Sudamérica.
Todo ellos, sujetos históricos que requieren reconocerse, necesitan reconocer y educarse en una praxis orientada a generar un cambio cultural en la subjetividad de la sociedad, una educación que debe dar respuesta a las inquietudes sociales, a los signos de los tiempos, a las voces de los distintos sectores sociales que gritan clamando justicia social, independencia definitiva, autodeterminación, equilibrio ecológico, desarrollo endógeno sustentable y no explotación y enriquecimiento a mansalva, a costa de mortandades enteras como la registradas en los países africanos, latinoamericanos, del caribe.

DESARROLLO

Los movimientos sociales asumen su proceso formativo de cara a sus propuestas reivindicativas y de transformación social, donde el hombre como sujeto histórico despliega su actividad transformadora con acciones de resistencia, plegada de diferencias en intereses, expectativas, sentires y en formas de organización, pero impregnadas de sueños, esperanzas y realidades para enfrentar la racionalidad inescrupulosa del capitalismo mundial. Marchan en la búsqueda de un nuevo modelo social sustentado en el respeto a la autodeterminación y diversidad de los pueblos, la justicia social y una democracia participativa. Ellos muestran un nuevo horizonte para continuar la exigente tarea de construir patria, de reivindicar al hombre y su sociedad, incluso el mundo mismo.
Los movimientos sociales son “simultáneamente un conflicto social y un proyecto cultural... aspira siempre a la realización de valores culturales y, al mismo tiempo, a obtener la victoria frente a un adversario social” (Touraine, 1987); “son desafíos planteados por personas que comparten objetivos comunes y solidaridad en un contexto de conflicto con las élites, los oponentes y las autoridades” (Tarrow); son considerados “como un grupo de individuos y organizaciones que protestan porque tienen una visión del mundo y una identidad colectiva que les permite a los participantes en varios eventos de protesta poner su acción en una perspectiva amplia (Della Porta and Diani, citado en Vargas, 2000).
Desde una perspectiva ontológica, los MS según Touraine los Movimientos Sociales se rigen por tres principios: Identidad, oposición y de totalidad.
Los MS son identitarios, se distinguen por su sentido de Identidad local, regional, en coherencia con los principios esenciales y fundacionales de sus respectivos Movimientos; donde el actor o sujeto del movimiento se identifica como parte de un grupo, y construyen una identidad que les permita producirse a sí mismos y producir la sociedad, como generadores de nuevas identidades y estilos de vida (Touraine). “implica la preeminencia de valores tales como solidaridad, cooperación, en contraposición con el individualismo competitivo de la filosofía económica occidental”. (Los movimientos sociales: una aproximación ontológica, Material compilado, UNESR, 2008, p.2). sus lemas de lucha, así lo revelan, tal es el caso de los zapatista con su “mandar obedeciendo” que responde a la concepción de la democracia participativa más que a la representativa, lo cual significa que quien tiene el liderazgo debe responder al colectivo. (Video, Maestría en Educación Robinsoniana. UNESR, 2008).
También, se encuentra en los MS el sentido de oposición al capitalismo, el cual le ofrecerá una óptica crítica ante la realidad llena de injusticias, de vicisitudes e iniquidades, situación que les impulsará a la organización sentida, adolorida, compadecida, pero sobre todo, liberadora para reivindicar las injusticias sociales que pululan en la sociedad neoliberal contemporánea.
Es propio de los MS, complementariamente, la Totalidad, rasgo que implica la extensión de las reivindicaciones sociales, económicas, culturales, logradas en espacios pequeños, con sistemas de expansión, sean medios tecnológicos, políticos, geoespaciales o de otro orden, pues perseguir una comunidad globalizada que luche por la Justicia social, la dignidad del ser humano, por el sistema político que respete los derechos humanos y que subordine los intereses imperialistas, neoliberales, capitalistas a los de la Dignidad de la Persona Humana en la construcción de una sociedad más justa, sana y fraterna.
Inmersos en sus principios identitarios, oposicionista y de totalidad, en la medida que el capitalismo avanza en su proceso globalizador y depredador, dejando a su paso miseria, desigualdades, desempleo, conflictos tras conflictos, los Movimientos Sociales gravitan en su orbita de liberación al son de las campanadas de sus voces, eventos de resistencia y protesta que se multiplican en el mundo, y con ello emerge un nuevo sujeto histórico articulado por obrero, desempleado, al indígena, intelectuales, organizaciones populares, campesinos, feminista. ecologicas, pacifistas, entre otros.
Latinoamérica se ha sacudido con la presencia de diversos movimientos sociales liberadores, orientados hacia la conquista de espacios, donde predomine la igualdad de los pueblos, el respeto hacia los derechos humanos, el poder de la autonomía, y en líneas generales, la autodeterminación de los pueblos.
Así tenemos, por citar un ejemplo, el caso de Quito, cuyas fuerzas indígenas han sido capaces de combatir, y por consiguiente derribar dos presidentes en un lapso de quince años, logrando alcanzar con esto un sentido de consideración dentro de las diferentes políticas de Estado como ente regulador del destino de las naciones en sus diferentes ordenes, pasando a formar parte integra de la agenda alternativa del mismo.
En Bolivia, el movimiento indígena llevó al poder al Presidente Evo Morales, quien en su reciente discurso, como Orador de Orden, en el hemiciclo de la Asamblea Nacional con motivo de estarse celebrando el centésimo nonagésimo séptimo aniversario de la declaración de la Independencia de nuestra Patria; refirió de manera iluminadora cómo a través de la fuerza, la organización, la lucha pacífica y digna de los Movimientos sociales; tanto cocacoleros, sindicalistas, indigenistas, han venido marcando la pauta de la liberación y progreso en esta Patria querido de nuestro Libertador. (Bolivia). Adujo expresiones como estas: " Este movimiento que me lleva a la Presidencia no nace de un grupo de politólogos, de un grupo de intelectuales, de un grupo de expertos en fundar partidos de derecha o de izquierda sino que nace del sufrimiento social..." (Fragmento del Discurso de Evo Morales, 05/07/08).
Con relación nuestra querida patria Venezuela, esa imperecedera experiencia del 12 y 13 de abril de 2002 en la que los Movimientos Sociales organizados, concientizados, formados, apasionados y enamorados de un proyecto de País, fueron capaces de devolverle a la Nación el orden constitucional, la democracia perdida en aquel fatídico madrugonazo cobarde que derrumbó por escasos tres días toda la estructura democrática participativa y protagónica construida desde la llegada del gobierno revolucionario al poder en 1998.
Son movimientos que en su esencia básica lo que persiguen es la recomposición de las fuerzas sociales del Continente, permitiéndose un espacio de reflexión y articulación de sus redes de funcionamiento.
Los movimientos sociales suramericanos, representan una opción noble en la búsqueda de mayor justicia social, más equidad, libertad, autonomía, independencia, soberanía y respeto por nuestra identidad y dignidad como pueblos. Ellos: el EZLN, ELN, los Sin Tierra en Brasil y Bolivia, las FARC, entre otros, son movidos por el deseo de reivindicación humana más elemental como es el derecho a la vida, a la libertad, la autodeterminación, la soberanía, las justicia social.
Para los MS la construcción de una nueva sociedad significa construir otra funcionalidad política, social y económica de los sujetos populares en oposición a la dominación capitalista, por lo que su lucha orientada a modificar las relaciones sociales de producción, también es necesariamente de carácter ideológica, cultural y educativo
La acción educativa impulsada por los MS es destacada por Raúl Zibechi, docente e investigador sobre movimientos sociales en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios grupos sociales, quien en sus diferentes estudios refiere que la educación ha pasado a ser un aspecto esencial de la vida cotidiana de estos movimientos, “Los movimientos están tomando la educación en sus manos, como parte de la lucha por crear un mundo diferente”, se han convertido en “sujetos educativos, demostrando capacidad de de formación y de organización. y evidencia de ello son sus experiencias educativas: El Movimiento Sin Tierra, en Brasil, cuentan con 1800 escuelas; en Ecuador hay 2.800 escuelas dirigidas por indígenas; en el territorio zapatista mejicano hay unas 300 escuelas; En Argentina existe la escuela del Movimiento de Trabajadores Desocupados-La Matanza y la Universidad Popular. (Zibechi, 2005, 2007).
Según la crónica de Gloria Muñoz Ramírez ("Chiapas, la resistencia", La Jornada, 19 de septiembre de 2004), en las escuelas zapatistas los criterios educativos se basan en que la educación "sale del pensamiento de los pueblos", en que "los niños van a consultar a los viejitos de los pueblos y junto con ellos van armando su propio material didáctico". (Citado en Zibechi, 2005).
Proponen inclusive desde la clandestinidad, una educación popular para todos, liberadora, sin sometimientos, ajustada a la historia y realidad de cada pueblo, cimentada en el valor de los sociocomunitario y no en los antivalores capitalistas como son el individualismo, hedonismo, el poder, el tener, el dominio sobre cualquier otra cosa, incluso la vida, el ambiente... Esa intencionalidad es reflejada en declaraciones como las ofrecidas por Sergio Ferrari por el MST de Bolivia, Leonardo Boff por la Teología de la Liberación, los Zapatista en México al impulsar un proyecto de educación especial Chiapas con sus Campamentos educativos promoviendo las relaciones dialógicas, la reciprocidad, la vida con sentido de servicio en el emblemático "Mandar obedeciendo" (Video sobre los Movimientos sociales de la Maestría Robinsoniana).
La educación como paradigma emergente es una educación transformadora, concientizadora, que forma parte de la lucha por la liberación de los pueblos, el "educar produciendo" y "educar aprendiendo", un contexto de aprendizaje sustentado en la acción social real de cómo es la vida, la cultura tiene que ver con las vivencias “tratamos de recuperar los valores históricos de nuestros antepasados, siempre hablamos de por qué hay pobres y ricos” (Amos, citado en Nachman, 2004).
Son prácticas educativas que como lo destaca Zibechi,(2007) recogen la intencionalidad liberadora de Paulo Freire:
la educación tiende a ser autoeducación; el espacio educativo no es sólo el aula sino toda la comunidad; los que enseñan no son sólo los maestros sino todos los miembros de la comunidad; los propios niños muestran su capacidad de aprender-enseñar; el movimiento todo es un espacio autoeducativo. Abajo, lejos de las instituciones, la educación popular abrió espacios por los que ahora transitan, sujetos que están creando un mundo, otro. (p.1)

Educar en Valores y tener Valor para Educar debe ser nuestro norte en el paradigma emergente de la educación venezolana y latinoamericana, una educación diferente sustentada en proyectos educativos alternativos que conlleven a transformaciones profundas del ser hacia la reconstrucción del hombre nuevo.
Los movimientos sociales como sujetos históricos de Latinoamérica han creado espacios alternativos de educación desde los saberes populares como ejemplos evidentes de desafío de hacer de una educación diferente para la superación de la dominación neocolonial desde las especificidades de cada realidad. Nuestras escuelas han de ser escuelas transformadoras, de praxis revolucionarias, de acción emancipadora. Y la universidad ha de cambiar de perspectiva desde una refundación en sus formas de producción de conocimiento, sustentada en diálogos de saberes académico-popular, una universidad al servicio de la transformación y emancipación de la sociedad.
CONCLUSIÓN
En la actualidad en nuestra América los movimientos sociales reviven la utopía de la lucha de los pueblos por la liberación, como sucedió en los años 70, haciéndose realidad ese clamor expresado por Rafael Aragón representante de Nicaragua, pertenecientes a la Red Social Amerindia, en el foro social de la Américas efectuado en ecuador en el 2004 (Aragón, citado en Hinojosa y Pazmiño, 2004).
Los movimientos sociales se reactivan y se multiplican el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en México, Ejército de Liberación Nacional (ELN), y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC en Colombia, los Sin Tierra en Brasil y Bolivia, Federaciones campesinas paraguayas y en el MAS boliviano, los piqueteros en Argentina, los Círculos bolivarianos de Venezuela, las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, un gama de movimientos campesinos, indigenistas, de mujeres entre otros, sujetos históricos que emprender procesos transformadores en las sociedades, unos por vías de la lucha armada las armas y otros por vías menos agresivas, pero todos regidos por el principio de la identidad real de los Movimientos Sociales sustentado en el Amor sin fronteras en frente de una lucha contra un modelo económico social putrefacto que yergue como bandera el odio al socialismo, la sociedad como campo de batalla en donde sobrevive el más fuerte en detrimento de los que no tienen nada, ni siquiera nombre. Levantan en alto la consigna de los poderes genuflexos ante el poder imperial, ante el capital de magnates transnacionales a los que venden la patria en cambio de mayor esclavitud, más miseria, endeudamiento y subdesarrollo para todos.
Sus procesos de luchas requieren desmontar la superestructura ideológica sobre la que descansa la sociedad capitalista, donde la educación es una de sus principales estrategias como fuerza motora de las acciones transformadoras de la sociedad, educar para liberar, educar para emancipar. La construcción del hombre nuevo requiere cambios de paradigmas en la educación, la refundación de la educación, donde las tareas educativas que encaran formen parte de la construcción de un mundo nuevo